En este artículo me gustaría formular cuatro preguntas con el fin de mostrarte mi opinión sobre lo que entiendo por rendimiento musical. Al mismo tiempo te invito a que reflexiones tú mismo sobre cada una de ellas.

¿Qué entendemos por rendimiento?

Aunque el término rendimiento puede tener diversas acepciones, en el contexto musical hace referencia al resultado que un músico ofrece en las situaciones habituales en las que se desarrolla esta actividad. Es evidente no obstante, que la valoración del «resultado musical» no queda exenta de un margen subjetivo y personal, con el que es necesario contar.

Simplificando un poco las cosas podemos hablar del rendimiento que un músico es capaz de dar en la privacidad de su sala de estudio, y el rendimiento que es capaz de dar en situaciones públicas (clases, masterclasses, pruebas, audiciones, exámenes, concursos, recitales …).

Puesto que la interpretación musical queda incluida en las llamadas artes performativas como la danza o el teatro, el rendimiento en este tipo de actividades se refiere generalmente a aquel que se da en las situaciones de directo. Es decir, en un lugar y un momento determinado,  y con la presencia de público o un jurado evaluador.

Como consecuencia de ello, es posible observar a menudo una clara discrepancia. Tu rendimiento puede ser muy bueno en la seguridad de las cuatro paredes de tu habitación, pero flaquear enormemente ante la presencia de una única persona.

¿Qué es aquello que caracteriza un buen rendimiento musical? 

En términos generales podemos decir que un buen rendimiento musical es el fruto de un elevado nivel de dominio de las obras que se interpretan,  junto con la capacidad de gestionar eficazmente su desempeño en diversas situaciones.

Los dos aspectos clave del buen rendimiento musical tienen que ver por tanto con:

  • El dominio técnico y musical (maestría) de lo que uno presenta.  Es decir, la consecuencia de un trabajo en profundidad de las obras, que incluye aspectos como una buena comprensión musical, la resolución efectiva de las dificultades, un control muscular fluido de la acción musical, la integración de las diversas secciones en un todo coherente …
  • La capacidad de gestionar eficazmente recursos personales de control con el fin de ser capaz de mostrar el nivel de dominio del que acabamos de hablar, en situaciones propias de la actividad musical (conciertos, pruebas, audiciones …).

 ¿Qué lleva a que el rendimiento en público se tambalee cuando el nivel de dominio de una obra es bueno?

Aquí radica uno de los asuntos principales en relación con el rendimiento. Las emociones, la sensibilidad,  la personalidad, las historias particulares de cada uno, y en definitiva, la propia naturaleza humana, determinan nuestra capacidad de rendir favorablemente o no en diversas situaciones. No somos máquinas que se puedan programar para el éxito. Tampoco somos androides infalibles ante cualquier situación. Somo seres humanos a los que nos afectan las cosas. Cada uno de nosotros llevamos una mochila a cuestas con ingredientes particulares y con vivencias de todo tipo que nos condicionan.

Si por ejemplo, en lo más íntimo de una conversación sincera contigo mismo descubres que no confías en ti, es muy probable que tu sistema nervioso simpático sea más vulnerable a las situaciones de presión. Me lo sé, pero no confío en mi capacidad de mostrarlo en público. En este caso, el público representa una amenaza. Las alarmas en tu interior empiezan a sonar y tu mente dirige muchos de sus recursos a luchar contra el miedo, o a evitarlo, descuidando el foco principal que es la interpretación musical.

¿Cómo podemos extender el nivel de competencia también en las actuaciones?

«Estudio constantemente una obra como si estuviera actuando…
Recreo conscientemente en mi cuarto
los impulsos mentales que van a estar presentes
de la forma más fiable que puedo,
que han estado presentes desde que me aprendí la pieza,
que están presentes la semana antes o el día anterior,
y que estarán presentes durante el concierto».
Misha Dichter. Pianista.

Del mismo modo que estudias con el fin de dominar las obras que vas a interpretar en público, te interesa ejercitar y desarrollar aquellas cualidades que te aporten un nivel de control satisfactorio en situaciones exigentes, o bajo presión.

Aunque el asunto es evidentemente más amplio, en las sesiones de estudio y en la forma de plantearlas, dispones de una interesante clave para sembrar las semillas de actuaciones más exitosas. Es allí donde puedes ejercer un control fluido cuerpo/mente. Cuerpo y mente interactúan constantemente. Desde la mente puedes llegar al cuerpo, desde el cuerpo a la mente, y la respiración es el vínculo conector de ambos planos personales. Sobre este pilar fundamental puedes construir y desarrollar las cualidades que te ofrezcan más garantías en la actuación pública. Es allí donde puedes tender puentes con tus actuaciones y maximizar tus recursos con el fin de mejorar tu rendimiento.

Piensa que los medios que empleas para hacer música bajo la presión de las actuaciones, son a menudo diferentes a los que utilizas durante el estudio.

La focalización en la música y la claridad de tu propósito deben abrirse camino en tus sesiones de trabajo.  Ejercita un control fluido sobre ti mismo al estudiar, y ten presente que el destinatario final de lo que elaboras con tu práctica musical es el público. Actúa en consecuencia.

IDEAS PRÁCTICAS

  • Piensa en tu mejor experiencia actuando en público. Trata de averiguar qué pudo influir en ello, o qué condiciones favorecieron tu buen rendimiento.
  • Haz una lista con las cualidades o aspectos que consideres importantes con el fin de sentirte capaz de ofrecer un buen rendimiento en público.

Relacionados con el cuerpo:

Relacionados con la actitud o mentalidad:

Relacionados con la expresión y la comunicación:

REFLEXIONES

  • ¿Con qué aspectos de tu rendimiento en público estás más satisfecho?
  • ¿Qué aspectos mejorarías?
  • ¿Cómo podrías desarrollar las cualidades que has planteado en el apartado anterior?

INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

En mi artículo titulado «Las interferencias cuentan. O mejor dicho, descuentan» puedes encontrar más información relacionada con el rendimiento en público.

En este vídeo puedes ver a Misha Dichter interpretando la Sonata nº 7 op. 83 de S. Prokofieff. La grabación es muy interesante porque puedes contemplar  a Misha Dichter desde diferentes planos simultáneamente.

En esta entrevista con Misha Dichter habla entre otras cosas, de cómo él mismo notaba la evolución de su rendimiento en positivo, a medida que iba repitiendo un repertorio en concierto.

http://www.bruceduffie.com/dichter.html