El rendimiento musical tiene que ver con la acción musical llevada a cabo en un lugar concreto, en un momento dado. Esta es la verdadera naturaleza de las artes performativas como la interpretación musical, la danza o el teatro. El directo, la comunicación pública de tu mensaje, de la historia que quieres contar.

Como músico no solamente necesitas dominar una pieza musical,  sino que además tienes que ser capaz de mostrar ese dominio en situaciones concretas:

  • en público,
  • bajo presión (por las consecuencias derivadas de su ejecución, como en pruebas, exámenes, concursos …),
  • en circunstancias personales adversas (agotamiento, malestar, incluso enfermedad),
  • en circunstancias poco propicias (salas con acústicas poco favorecedoras, calor o frío excesivo, distractores de todo tipo …).

Sobre el escenario hay que hacer frente a multitud de circunstancias del momento que condicionan enormemente los resultados. Al final, y en definitiva, es necesario concretar.

Tal como aventuró inspiradamente Timothy Gallwey (1), el rendimiento en una actividad de estas características es igual a nuestro potencial menos el alcance de las interferencias que puedan surgir. 

Está sencilla fórmula representa una premisa clave sobre la que trabajar en la mejora del rendimiento. 

En ocasiones es posible que llegues a  alguna prueba o a un examen con una obra bien preparada,  dominada. En la intimidad de tu sala de estudio, tu potencial es en principio elevado. Sin embargo, ¿un alto nivel de dominio te garantiza que el rendimiento final sea también elevado en circunstancias más exigentes?

Pues depende. Depende efectivamente del valor que resta,  es decir, de la cuantía de las interferencias que se presenten en dicha situación y de tu  habilidad para gestionarlas. 

Supongamos una situación concreta en la que:

  • el jurado de una prueba de orquesta está más próximo a ti de lo que creías, 
  • hace calor en la sala,
  • nada más comenzar se te desajusta inesperadamente un pasaje,
  • la acústica es terríblemente seca.

El rendimiento final será igual a tu nivel de dominio de las obras que ejecutes, menos la cuantía efectiva de las interferencias que se presenten ante unas circunstancias determinadas. El equipo que conforman tu mente y tu cuerpo, que en casa funciona con precisión y fiabilidad, se altera sobre el escenario por infinidad de cambios en elementos tanto externos (iluminación, vestimenta, presencia de público …), como internos (nivel de activación muscular, pensamientos, respiración, procesos bioquímicos …). 

Un mordisco a tu potencial

«No hay mayor dolor que el que lleva una historia no contada dentro de sí mismo.»
Maya Angelou.

Las  interferencias «inesperadas», ya sean de naturaleza física o psicológica suponen un verdadero hurto al potencial que llevas a una audición, o una prueba, y representan además un obstáculo en la plena realización musical. El rendimiento desciende, al igual que le sucede a la motivación.

La experiencia de numerosos instrumentistas y cantantes muestra que alcanzar un rendimiento óptimo en audiciones, conciertos o exámenes, no es tan sencillo. Los pasajes que salían con precisión se desajustan incomprensiblemente, y la ausencia de control en la interpretación produce desazón e impotencia al no haber podido alcanzar el objetivo.

Si tienes en cuenta la naturaleza del directo, si te entrenas para gestionar tu mundo interior y reducir poco a poco el valor de las interferencias en tus actuaciones, te irás aproximando a tu verdadero potencial. Podrás contar finalmente tu verdadera historia.

Los músicos que disfrutan de buenas experiencias en el escenario se sienten realizados porque son capaces de trasladar con éxito a la sala de conciertos aquello que han elaborado con muchas horas de práctica en su intimidad. La satisfacción de darlo todo y conectar con el público representa el final feliz de una exhaustiva preparación. Esto incluye una comprensión más amplia de lo que  significa dirigirse al público y entrenamiento para manejar las interferencias. 

IDEAS PRÁCTICAS

Escribe una lista con los aspectos que consideras diferentes en una actuación, si los comparas con los que se dan al estudiar. Esto te ayudará a ser más consciente de la situación.

  • Puedes confeccionar la lista por categorías: corporalmente – psicológicamente – en relación con el lugar – en relación con la presencia de personas – en cuanto a tu actitud…
  • Uno de los objetivos de una buena preparación para actuar en público consiste en reducir las diferencias que pudieran existir entre ambas situaciones. 
  • Emprende acciones concretas encaminadas a tener en cuenta las circunstancias presentes allí donde tengas pensado actuar.

REFLEXIONES

  • ¿De qué forma crees que se encuentran relacionadas las interferencias físicas y las psicológicas? ¿Cómo influyen unas a las otras?
  • ¿Qué tipo de interferencias se te hacen a ti más presentes?
  • ¿Cuál consideras que puede ser el detonante para que una interferencia real en una actuación (el típico sonido de la interminable apertura del caramelito para la voz entre el público), suponga una interferencia real en tu rendimiento?

Este artículo está basado en contenidos de «Cómo preparar con éxito un concierto o audición». 

INFORMACIÓN ADICIONAL

Aquí puedes ver una interesante entrevista realizada al mismo Timothy Gallwey, en la que habla de cómo surge la idea del «Juego interior del tenis».

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(1) Timothy Gallwey habla en su conocido libro «El juego interior del tenis», de la importancia de manejar el debate interno que tiene lugar durante la realización de actividades de estas características.