En un anterior artículo introdujimos el concepto de flexibilidad y más en concreto, la flexibilidad de nuestro cuerpo al hacer música. Como vimos, la flexibilidad representa la facilidad para el movimiento, para el cambio, para que el sistema corporal en acción funcione con agilidad, libertad y precisión.
A partir de esta damos un paso más en nuestra observación. Ahora queremos contemplar el enorme paralelismo que existe entre el cuerpo y la mente. Una persona flexible desde el punto de vista psicológico no deja de ser una persona que se adapta con facilidad a las circunstancias. En esencia, igual que la muñeca libre de un músico facilita el movimiento de la mano y los dedos, un sujeto flexible mentalmente es capaz de “mover” sus pensamientos e ideas con facilidad.
Tal como sugiere R. Sternberg¹, uno de los más reconocidos expertos en el área de la inteligencia, la flexibilidad es una característica fundamental para un pensamiento eficaz, así como para una adecuada y creativa resolución de problemas. Teniendo en cuenta que la práctica musical no deja de ser una tarea de resolución de problemas, la flexibilidad mental cobra aquí especial protagonismo.
Ejemplos musicales de la conveniencia de la flexibilidad mental
La flexibilidad facilita la toma de decisiones del músico en infinidad de tareas. Elegir una digitación, por ejemplo, implica contemplar posibilidades a partir de criterios técnicos o expresivos. Ser flexible mentalmente contribuye a explorar sin prejuicios las opciones más convenientes para nuestros objetivos. Lo mismo sucede al elegir respiraciones, ligaduras, arcos, etc.
La falta de suficiente flexibilidad mental o capacidad de adaptación también se encuentra presente cuando a un instrumentista de viento madera (oboe, fagot, clarinete, saxo…) le incomoda en exceso disponer de una caña que no se ajuste al nivel de dureza ideal. Aferrarse a la idea de no tocar con las condiciones idóneas (la caña ideal), resulta más perjudicial que el hecho en sí de adaptarse lo mejor posible a las circunstancias.
Si nos encontramos en un ensayo, la flexibilidad mental nos permite realizar con facilidad y prontitud,
los ajustes que se requieren en la preparación de un concierto. En este sentido, una orquesta que se caracterice por ser poco flexible, tendría dificultades en amoldarse con agilidad y eficacia a las indicaciones de un director invitado.
En relación con las actuaciones en público, ser capaz de adaptarse a una acústica con excesiva reverberación y bajar convenientemente los tempos y viceversa, representa también un signo de flexibilidad mental puesta al servicio de la interpretación. La capacidad adaptativa de la que tienen que hacer gala los pianistas al verse obligados a tocar en concierto, en instrumentos diferentes al suyo, sería un ejemplo de lo mismo.
Flexibilidad vs. rigidez
Un profesor flexible y exigente al mismo tiempo, contempla las diferencias individuales de sus alumnos (fisiológicas y psicológicas) y diseña planes de acción adaptados inteligentemente a las circunstancias personales. No es lo mismo para un violinista tener un cuello más largo que otro violinista, diferencias en la longitud de los brazos o en el nivel de habilidad de la mano izquierda o derecha. Desde es punto de vista psicológico, la presión de las circunstancias también se maneja de forma diversa de unos alumnos a otros, y el profesor debe actuar en consecuencia.
La flexibilidad es necesaria para empatizar con los demás, sean alumnos o compañeros de cuarteto. Empatizar implica ser capaz de salirse por un momento de nuestro posicionamiento y realizar el ejercicio de ver las cosas desde el lado de la otra persona, y eso implica movimiento mental, flexibilidad en definitiva.
Por el contrario, una persona rígida mentalmente encuentra dificultoso mover sus posicionamientos, sus pensamientos, tanto para hallar soluciones a los problemas, como para adaptarse. No es lo mismo interpretar a Mozart que a Rachmaninov. La rigidez interpretativa limita el rango de elección de opciones, de matices, de colores del sonido, etc. La rigidez tiene ganada merecidamente la fama de limitarnos tanto en lo corporal, como en lo mental.
En mi opinión, algunas circunstancias que limitan la flexibilidad mental son:
- El perfeccionismo exagerado.
- Prejuicios sobre las cosas.
- Las prisas por conseguir los resultados.
- Los miedos de todo tipo.
- El exceso de confianza o seguridad.
- La propia inconsciencia de nuestra rigidez mental.
Merece la pena desarrollar la flexibilidad mental
La flexibilidad de pensamiento contribuye a contemplar opciones de todo tipo y en consecuencia a tomar mejores decisiones. En este contexto, la creatividad, necesita claramente grandes dosis de flexibilidad mental para encontrar propuestas novedosas y valiosas. Beethoven por ejemplo, no se conformaba con la primera idea musical que se le pasaba por la cabeza, sino que realizaba el ejercicio mental de explorar y contemplar múltiples opciones de desarrollo de una frase o un motivo. En ocasiones más de 50 posibilidades que le llevaban a elegir la que consideraba más apropiada.
El intérprete también necesita sentirse libre mientras toca. La calidad de su propia experiencia está en juego. La flexibilidad mental expande en definitiva tus límites de actuación porque permite moverte por zonas inexploradas fuera de tu franja habitual de funcionamiento. A este respecto el pianista Arthur Rubinstein comentó en cierta ocasión lo siguiente: “En cada concierto vivo enormemente el momento. Necesito tener lo inesperado, lo imprevisto. Quiero ser sorprendido por lo que surge. Quiero disfrutarlo más que la audiencia. De esta manera la música puede florecer de nuevo. Es como hacer el amor. La acción es siempre la misma, pero cada vez es diferente.”
Sin flexibilidad mental no es posible estar abiertos a la riqueza y sutileza del momento, a lo inesperado. La mente necesita moverse, estirarse y expandirse con agilidad para ser efectiva para múltiples propósitos.
IDEAS PRÁCTICAS
Desarrolla tu flexibilidad mental cuando:
- Priorices y elijas lo que estudiar cuando dispongas de poco tiempo (días con muchas clases o proyectos de orquesta, banda, cámara …)
- El orden con el que estudiar las obras o tu material de trabajo (técnica, estudios).
- Al tomar decisiones durante el estudio relacionadas con digitaciones, arcos, respiraciones, formas de realizar una frase (empezarla, desarrollarla,acabarla …)
Date cuenta de cuándo tiendes a quedarte enganchado con una idea o planteamiento, ignorando otras opciones..
- Cuando sientas que estás en modo «rígido mentalmente», reconócelo, y realiza el ejercicio de contemplar varias posibilidades de plantear la situación.
- Ayuda mucho escribir en un papel la posibles opciones de acción, (al menos 2 ó 3) y escribir a continuación las posibles consecuencias de elegir cada una de esas opciones.
- Toma distancia de la situación durante un rato. A continuación, espira profundamente un par de veces y vuelve a plantear la situación.
También resulta de enorme ayuda preguntar a algún amigo de confianza o familiar, si ha identificado en nosotros algún área personal o musical en la que tendamos a la rigidez mental.
- Muy a menudo nosotros mismos somos los últimos en darnos cuenta de actitudes inflexibles que adoptamos.
- En estas circunstancias, un feedback sincero y constructivo resulta muy valioso.
REFLEXIONES
- ¿Eres consciente de si tiendes a ser rígido mentalmente?
- ¿Qué situaciones te suelen llevar a estar más rígido mentalmente?
- ¿Qué ventajas crees que tendría para ti desarrollar la flexibilidad mental en algunas áreas relacionadas con tu actividad musical?
INFORMACIÓN ADICIONAL
En este vídeo puedes disfrutar de Arthur Rubinstein en directo, interpretando la Polonesa op.53 en La bemol mayor «Heroica» de F. Chopin. La chispa del directo se aprecia muy bien en esta grabación, que refleja de forma admirable la flexibilidad interna necesaria para generar novedad e interés.
Este artículo está basado en el contenido de «Optimiza tu actividad musical»
1.-Sternberg, Robert J. (1985). Beyond IQ: A triarchic theory of human intelligence New York: Cambridge University Press.
Sternberg, Robert J. (2007).Wisdom, Intelligence, and Creativity Synthesized. New York: Cambridge University Press.