«Es una buena idea no abrir siquiera el estuche de la trompa hasta que estés listo mental y emocionalmente para hacer
que el primer sonido que toques sea hermoso y convincente.
Si no estás en ese espacio mental antes de comenzar,
ninguna cantidad de «calentamiento» físico te llevará hasta allí.»
Fergus McWilliam. Trompa de la Orquesta Filarmónica de Berlín.
En este artículo te invito a reconsiderar cómo planteas tu calentamiento diario y a tener presente, algunos consejos que te conducirán a sesiones de estudio más satisfactorias.
La mejor forma de empezar a mejorar el calentamiento pasa por revisar cómo lo llevas a cabo. Pregúntate qué finalidad le das, y si realmente consideras que te ayuda a comenzar el estudio en las mejores condiciones.
♦ Una rutina sin mucho fundamento
Es cierto que cada instrumento o grupo de instrumentos dispone de una serie de rutinas comunes para el calentamiento en función de sus necesidades (notas largas, ejercicios de flexibilidad, mecanismo, escalas, arpegios …). Pero también es verdad, que pocas veces se aprecia un aprovechamiento útil de este tiempo.
A menudo, el calentamiento es la parte del estudio que peor se plantea y en la que más errores se cometen. Aquí tienes algunos ejemplos:
- Desconectado de cualquier sentido musical.
- Tocar muchas notas o tocar muy rápido.
- Plantear el calentamiento como un ejercicio de gimnasia, sin ningún tipo de consciencia.
- Concebirlo como un mero trámite.
- Desconectado de las sensaciones corporales.
- Manteniendo la mente en otra parte.
- Sin escuchar con atención.
- Planteado como una obligación y como un tedio.
- Reforzando errores de técnica.
- Acumulando tensión muscular.
♦ Crea las mejores condiciones.
«Antes de estudiar hago estiramientos generales, intentando llegar a un estado de concentración de cara al estudio. No se trata solamente de poner los músculos en situación, si no de preparar la mente para el ejercicio que vamos a realizar». Noelia Rodiles. Pianista
Los músicos que plantean el calentamiento de forma inteligente, experimentan los primeros momentos del día con su instrumento musical o con la voz como un ritual de bienvenida. El contacto inicial con el sonido les invita a despertar sus recursos: sentir en las manos el contacto con el instrumento, escuchar de nuevo sus sonidos, notar cómo se encuentran física y anímicamente.
Piensa que el calentamiento representa la incorporación diaria al camino de la música, la belleza, las emociones, el aprendizaje. Pero al mismo tiempo, el estudio implica la gestión de las dificultades, una buena dosis de incertidumbre y una constante toma de decisiones.
¿Qué es lo que debemos calentar entonces?
El funcionamiento muscular del músico tiene mucho que ver con un mecanismo de alta precisión. El engranaje de las piezas que hacen posible una buena ejecución, representa por tanto el elemento clave.
La buena coordinación, la destreza y la buena técnica no precisan de grandes esfuerzos musculares, sino de la administración de la energía muscular justa, realizada en los lugares justos y en los momentos adecuados.
Cuanta más destreza se alcanza en el manejo del instrumento musical o cantando, menos fuerza se ejerce. Se trata de una consecuencia natural. Todo parece más fácil y esto es así porque en realidad se hace menos, porque se hace mejor.
Merece la pena reflexionar sobre esta idea y plantear el calentamiento desde una perspectiva diferente: ¿qué es lo que realmente me interesa calentar?
Algunas recomendaciones para el calentamiento
La respuesta te corresponde a ti encontrarla y en esa búsqueda te propongo dos preguntas más:
- ¿Qué es lo que pretendo con el calentamiento?
- ¿Cuál creo que es la mejor manera de propiciarlo?
En el calentamiento que diseñes para ti mismo deberás incluir aquello que te conduzca a comenzar tu actividad musical en óptimas condiciones. En esta tarea deberás tener presente las enormes diferencias individuales que existen en función de tu instrumento, tus necesidades y tus circunstancias.
A continuación dispones de algunas propuestas de mejora del calentamiento. Tener en cuenta el siguiente gráfico, te ayudará a mejorar tu planteamiento
. Como último apunte relacionado con el calentamiento, merece la pena insistir en la importancia de escuchar con atención, de centrarte en el sonido. El sonido que produces es el aglutinador de tus gestos, acciones y actitudes. Contactar con tu sonido te proporciona la ocasión de poner orden en tus recursos esenciales. Para conseguirlo necesitas priorizar la escucha y dejar que se produzcan paulatinamente numerosos microajustes: liberar un poco más la muñeca, soltar el labio inferior, respirar con mayor naturalidad, escuchar con interés, dejar que vayan despertando las sensaciones…. Mente y cuerpo se acompasan poco a poco a través de los sonidos. Haz del sonido tu eje central en el calentamiento
Desde tu «centro interior de operaciones», haz inventario y comprobación del adecuado funcionamiento de los componentes esenciales relacionados con la producción del sonido y la ejecución. Sé flexible y concédete tiempo para que los elementos más rezagados se incorporen también a tu aventura musical.Conclusiones
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
La cita del comienzo del artículo está extraída del libro Blow your own horn! Horn heresies de Fergus McWilliam.
McWilliam., F. (2011). Blow your own horn! Horn heresies. Mosaic Press.
En el siguiente vídeo puedes disfrutar de la interpretación de Nicolás Chumachenco, junto al cellista Asier Polo, del 1er tiempo del Doble concierto para violín, cello y orquesta en la menor, op. 102 de Johannes Brahms, con la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Aragón, bajo la dirección de Juan Luis Martínez.
A modo de complemento del presente artículo sobre el calentamiento y del vídeo de arriba, me gustaría recordar una edificante experiencia que tuvo lugar hace unos años en el Conservatorio Superior de Música Aragón.
A primera hora de la mañana, en el aula contigua a la mía, escuché a un violinista practicando escalas a una velocidad tranquila. Me sorprendieron dos cosas. Lo temprano que un violinista estaba estudiando, y lo increíblemente bien que sonaban las escalas. Resultó que se trataba del gran violinista Nicolás Chumachenco, que por aquel entonces impartía regularmente clases magistrales en nuestro conservatorio.
Con unas extraordinarias grabaciones en su haber de los Caprichos de N. Paganini y de las Sonatas y Partitas para violín solo de J. S. Bach, junto a una intensa actividad como violinista internacional, N. Chumachenco arañaba unos cuantos minutos antes de empezar a impartir clases para practicar lentamente escalas. Igual que haría un buen bailarín al principio de sus sesiones de ensayo, El maestro Chumachenco ejercitaba los fundamentos de su actividad interpretativa, comprobando nota a nota su óptimo rendimiento: la afinación, el sonido, la libertad corporal, la precisión del gesto y de todos aquellos recursos esenciales que facilitan sacarle todo el partido a la música.
En la actualidad, este gran artista continúa con una incansable y exitosa actividad musical y pedagógica.
1. McWilliam, F. (2011). Blow your own horn! Horn heresies. Mosaic Press.