«Tengo que ser sincero. Odio estudiar. Nunca me ha gustado.
Pero es necesario. Tengo que hacerlo porque amo tocar».
Jorge Bolet. Pianista.

Existe una gran diferencia entre hacer algo por mera obligación, y llevarlo a cabo porque nos conduce a algo que anhelamos conseguir.

Cuando comprendemos que el estudio es necesario para mejorar las habilidades y conseguir los objetivos que deseamos en la música, tenemos mucho a nuestro favor. Los momentos o días en los que no apetece estudiar se llevan mejor si recordamos su utilidad y visualizamos nuestras metas. (1)

Imagina que te encuentras en medio de un sueño en el que te ves a ti mismo en una sala.  Allí puedes disfrutar de la interpretación musical directamente, saltándote las innumerables horas de práctica y repetición que suelen ser necesarias para ello. Imagina por un momento que posees las habilidades y los conocimientos que te permitieran interpretar las obras que te gustan sin necesidad de estudiarlas. ¡Menuda experiencia!

Es evidente que el asunto clave del estudio tiene que ver con desarrollar las habilidades que necesitamos para hacer música. Entendemos  por habilidad, la capacidad de desempeñar de manera correcta y con facilidad una tarea o actividad determinada. 

Las investigaciones en disciplinas como  la música, la danza, el teatro, o el deporte, muestran con claridad que la práctica/estudio representa el requisito principal en el desarrollo de habilidades necesarias para un buen desempeño. La práctica es imprescindible para avanzar, sea cual sea la especialidad de la que hablemos (2) . Si pretendieras ser escritor, desarrollarías al máximo tus habilidades creativas y de expresión escrita, si quisieras ser un artista gráfico, te centrarías en aquellas destrezas que te permitieran plasmar con acierto lo que quieres expresar.

Si observas con atención descubrirás que la  naturaleza ha encontrado una fórmula extraordinaria para desarrollar habilidades: el juego. Los oseznos, por ejemplo, pasan infinidad de ratos jugueteando para desarrollar destrezas indispensables para su supervivencia. Se arañan, manotean, se revuelcan, se persiguen y disfrutan mientras afianzan recursos que les permitirán alcanzar la plenitud vital.

Del mismo modo, y hablando en términos metafóricos, jugar con las notas, jugar con los sonidos, también presenta el efecto generador de destrezas en el manejo de un instrumento musical o de la voz.  Los dedos que inicialmente se desplazan por el teclado creando sencillas melodías, se agilizan con sonatas de Clementi, hasta llegar a dominar complejos patrones de notas en difíciles obras de Liszt, Chopin o Scriabin. En la medida en que  la que el número y nivel de destrezas aumenta, se amplía también el espectro de posibilidades interpretativas.

Algunas de las habilidades básicas que el músico necesita ejercitar a través de su práctica son:

  • Destrezas motrices relacionadas con la producción musical: unas son internas (empleo del soporte abdominal, apertura de la garganta, colocación de los órganos fonadores …), otras externas (movimientos coordinados de dedos, manos, brazos …) y en ocasiones  una combinación de ambas (en el caso de instrumentistas de viento). 
  • Destrezas cognitivas. Estas incluyen aspectos perceptivos, como el desarrollo del oído, o diversas habilidades de pensamiento (memoria,  concentración, aprendizaje …) .
  • Destrezas autorregulatorias de las acciones, pensamientos y emociones asociados a la actividad musical. 
  • Destrezas musicales, artísticas, expresivas, comunicativas

Sin embargo y como veremos en posteriores artículos, estudiar engloba múltiples facetas  que podemos abordar desde diversas perspectivas. Además del desarrollo de habilidades como las que acabamos de exponer y dependiendo del nivel en el que te encuentres, probablemente estudies para:

  • Ser capaz de interpretar las obras que te gustan. 
  • Preparar nuevo repertorio. 
  • Ejercitar la lectura.
  • Memorizar repertorio.
  • Disfrutar por el mero hecho de hacer música. 
  • Preparar tu próxima clase, ya sea como alumno o como profesor.
  • Prepararte para un concierto.un examen, audición
  • Alcanzar metas significativas como entrar en una orquesta,  acceder a un grado o un máster, presentarte a una oposición.. 
  • Reeducar cuestiones técnicas clave o corporales. 
  • Mejorar aspectos concretos: mantener la continuidad del sonido, mejorar la afinación, 
  • Consolidar una habilidad.
  • Mantener una habilidad una vez desarrollada: los músicos profesionales han ido conquistando y consolidando muchas habilidades por el camino, pero necesitan mantenerlas, algo así como dar pedales de vez en cuando en la bicicleta para que no se pare.
  • Ampliar tu nivel de dominio.
  • Solucionar problemas de todo tipo.
  • Sentirte más seguro en tus actuaciones.

Renovar el porqué

En el contexto de lo que hemos visto y teniendo en cuenta una actividad tan aparentemente rutinaria como el estudio, renovar la búsqueda de sentido puede ofrecerte aire fresco y recompensas  inesperadas. Conectar con el propósito por el que estudias puede serte de gran valor. En ocasiones, ahondar en el porqué de las cosas nos permite recobrar la motivación y redireccionar nuestras energías hacia destinos más prometedores.

IDEAS PRÁCTICAS 

La próxima vez que te sientes al piano o que montes tu clarinete para estudiar, plantéate con qué finalidad vas a estudiar. De esta forma contribuirás a que tu mente encuentre verdaderas razones para lo que vas a hacer. Indirectamente estarás incrementando tu concentración y tu motivación.

A un nivel más concreto, si te preguntas y reflexionas a menudo por la utilidad o el porqué de diversos aspectos de tu estudio, encontrarás pequeños impulsos de energía en tu día a día. Prueba a formularte y dar explicación a aspectos como:

  • La utilidad del calentamiento.
  • La conveniencia de tocar o cantar con libertad de movimientos.
  • El mejor modo de conseguir un buen sonido.
  • La importancia de estar motivado en el estudio.
  • La utilidad de trabajar de una manera determinada.
  • Los beneficios de una buena postura.
  • Las ventajas de ser positivo en el trabajo.
  • El porqué hacer un gesto o movimiento determinado en relación con una dificultad técnica.
  • La utilidad de trabajar en ocasiones a velocidades más lentas.

REFLEXIONES

  • ¿Crees que se puede disfrutar de estudiar, o por el contrario lo consideras una tortura, como en el caso de la cita del pianista Jorge Bolet?
  • Si al fin y al cabo estudiar supone en la mayoría de los caso una necesidad, ¿crees que es posible introducir mejoras en la actitud o en los procedimientos utilizados, que contribuyan a disfrutar más de esta actividad y a obtener mejores resultados?
  • ¿Qué habilidades básicas consideras que todavía necesitas desarrollar?
  • ¿Qué cualidades personales crees que necesitas para desarrollarlas?

INFORMACIÓN ADICIONAL 

Este artículo está basado en contenidos de «Cómo preparar con éxito un concierto o audición». 

A través de estos enlaces puedes comprobar cómo el pianista Jorge Bolet disfrutaba al hacer música. 

Concierto nº 2 para piano y orquesta de Rachmaninov.

 

Rapsodia Húngara nº 12 de Franz Liszt   

 

________________________________________
1.
El pianista Joaquín Achúcarro confiesa que cuando se encontraba en Viena, el ambiente que allí se respiraba unido al contacto que entabló entonces con músicos como Zubin Mehta le hizo comprender que necesitaba estudiar más. El maestro Achúcarro consideraba que le faltaba técnica, y emprendió un verdadero trabajo que le llevó a dedicar hasta 12 horas en un mismo día preparando el segundo concierto de Bartok. Como él mismo dice, su trabajo personal le ha llevado a crecer centímetro a centímetro hasta llegar a convertirse en el intérprete de reconocido prestigio internacional que es.

2.  El actor Anthony Hopkins en ocasiones es capaz de leer hasta 300 veces una sola línea al margen de emplear diversas técnicas mnemotécnicas para facilitar el recuerdo. Su portentosa calidad como actor es probablemente consecuencia de un gran talento, pero también de una profunda preparación y práctica.