Algunas reflexiones sobre la conferencia realizada el martes 11 de febrero de 2020, en el Conservatorio Superior de Música de Valencia. 

Hablarle a un buen grupo de estudiantes del grado superior sobre su futuro musical supone un reto, sobre todo si tenemos en cuenta que las salidas profesionales en todos los ámbitos van a sufrir transformaciones significativas en los próximos años. 

La actitud lo es todo y en relación con las opciones profesionales en la música, una actitud flexible y adaptativa resulta del todo recomendable. Si no expandimos la excesiva visión de túnel, que muy a menudo supone no ver más allá del instrumento musical, nos arriesgamos a desconectarnos de la realidad social en la que nos encontramos. Y no solo eso, nos impide ejercitar, en un sentido más amplio, las habilidades que tienen que ver con abrirnos camino en la vida. Si apostamos todo nuestro futuro a la única carta del instrumento musical, del canto, de la dirección o de la composición, sin contemplar otros planos de realización, hasta la propia música se puede llegar a resentir.


«Si la carrera se convierte en algo más importante que la música, tu alma se vuelve vacía.»
Steven Isserlis. Cellista.

Para empezar, nuestro amor por la música debe situarse en primer lugar, porque en esencia, representa aquello que otorga sentido a la búsqueda y exploración de posibilidades profesionales con las que realizarnos de forma satisfactoria a nivel personal y laboral.  

Pero además, anticiparse de forma constructiva, optimista y realista al futuro profesional, crea mejores condiciones para hacer frente a la situación. Y en mi opinión, ello es conveniente activarlo desde el presente, desde la formación de los estudios superiores de música. ¿Por qué desde dentro de la propia formación? Porque  ofrece mayor sentido a los estudios musicales que estás llevando a cabo, te permite explorar y valorar la diversidad de opciones que tienes por delante y a través de ellas conocerte un poco más a ti mismo.

El futuro profesional en la música genera incertidumbre entre los estudiantes y nuestras estructuras académicas musicales se encuentran un tanto anquilosadas en modelos de proyección laboral saturados y en cierta medida caducos. Por este motivo me parece encomiable y muy acertada la propuesta de la profesora Cecilia García, del Conservatorio Superior de Música de Valencia, al diseñar la asignatura «Creatividad e innovación en las salidas profesionales».  El debate, la generación de propuestas, la información, compartir dudas e inquietudes… representan ingredientes esenciales sobre los que conectar con uno mismo, con los demás y con el mundo, y a partir de ahí prepararse mejor para el futuro. 

El mensaje final de la charla tuvo que ver con avanzar en dos claras direcciones. A lo ancho, es decir, ampliando nuestra formación e intereses, contemplando opciones, aceptando las dificultades, pero haciendo un esfuerzo por conectar con nuestros valores  más genuinos. Y también avanzar en lo profundo, en una mejora continua a través de pequeños retos con los que mejorar más y más aspectos de nuestra formación y con los que generar energías para perseverar en el maravilloso y a veces incierto camino de la música. 

Doy unas gracias muy especiales a la profesora Cecilia García por la invitación para dar esta conferencia, a Gregorio Jiménez, vicedirector, por su ayuda en la preparación técnica y a los alumnos y profesores del Conservatorio Superior de Música de Valencia que estuvisteis y que me brindasteis una acogida tan cálida.